Edad del Bronce Final. Los Primeros Pobladores. 2500 a.C.

Guillena ha sido habitada desde la prehistoria, como así lo demuestran las sepulturas megalíticas: dos en más o menos buen estado, vestigios de otra y noticias de una cuarta, sin descartar la posible existencia de otras no descubiertas aún y todas ellas comprendidas entre dos grandes dehesas, la de Canillas y El Serrano.

Una de las dos visibles, encontrada en la de Canillas, está situada en un lugar llamado Puerto de los Entierros. Pertenece al tipo llamadas de galerías cubiertas y por los restos de utensilios encontrados se le vincula con el círculo de la cultura portuguesa.

El otro megalito visible, encontrado entre la casa de Canillas y antigua la estación de ferrocarril de Cala, es llamado Las Canteras. Es una construcción dolménica con cámara circular, corredor y cámara accesoria, cubierta por un túmulo.

Ambos megalitos se sitúan cronológicamente en el período eneolítico o de Bronce, pero el hallazgo de una punta de flecha de cobre y la mesa circular de ofrendas en la de Las Canteras, hacen pensar que es más actual que el del Puerto de los Entierros.

 

El Imperio Romano

El nombre de Guillena deriva de alguna villa o casa de campo romana llamada casa de Agilius o Gaelius.

En la llamada Era de Llamas, se encuentran abundantes vestigios romanos, así como en otros lugares del casco antiguo. Entre los más importantes se encuentra la llamada Casa de Maera, que conserva un departamento subterráneo de planta casi cuadrada y cubierto por bóveda de cañón. Otro hallazgo fue el de un horno cerámico, aunque fue destruido para aprovechar sus materiales en 1947.

En la plaza de toros, empotrada en una esquina del viejo y casi destruido castillo, se encontró un fragmento de una piedra miliaria. Por ella sola, debido al escaso texto que conserva, no se podía decir mucho de su significado, pero 30 años más tarde se encontró una piedra miliaria en Santiponce, la que conservaba el texto completo. Se pudo deducir que la encontrada en Guillena marcaba la distancia entre ésta y la mansión Mons Marioru (de localización no precisa y objeto de muchas investigaciones). Con estos hallazgos se ha podido establecer relativamente el recorrido de la calzada romana nº XXII que unía la desembocadura del Guadiana con Mérida.

Fuera del casco urbano se han encontrado muchos restos romanos pero de poca relevancia:

-Ocho sepulturas alineadas pero sin contenido alguno en la dehesa de El Serrano.
En la hacienda de La lapa, en posición invertida, un capitel corintio de mármol.
Tanto en el cortijo El Caballero como en la Cruz de la Mujer hay restos de cauces o acueductos para llevar el agua a los núcleos urbanos.
La Huerta del Bañuelo recibe este nombre por las construcciones hídricas que allí se han encontrado.
En el caserío del Palmarillo hay cimientos de una importante villa rústica.
En el Gamonal, La piedra Horadada es un importante resto de un edificio romano.

 

El Reino Visigodo

El núcleo poblacional hispano-romano continuará habitando Guillena.
Un capitel de jaspe oscuro de inspiración corintia (S.V) y varios trozos de ladrillos con relieves a molde, de trazos sencillos, encontrados en la Casa de Maera, son los pocos restos del paso de esta cultura por nuestro pueblo.
 

Llegada de los Musulmanes y el Imperio Almohade

Tras la toma de Sevilla, Musa Ibn Nusayr toma la posición de Guillena  en su avance hacia Mérida

Guillena se transforma en núcleo urbano de importancia con la ocupación árabe, ya que tenía una situación estratégica para la defensa de los accesos a Sevilla desde Sierra Morena, pasando de ser alquería a lugar fortificado. En la crónica general se cuenta que cuando fue atacada por San Fernando, los moros que ocupaban el alcázar de Guillena (hoy día la plaza de toros) se la entregaron y éste, después de guarnecerlo con tropas cristianas, dejó que los musulmanes continuasen viviendo en la población. Durante siglos, este territorio fue un asentamiento musulmán, pero existe poca documentación de ello. El único resto descubierto es un pequeño lote de monedas de plata, de la época de los reinos taifas.

  

 

La Conquista Cristiana. Fernando III el Santo

Es casi seguro que la Guliena que en los Anales Toledanos nombran, que fue saqueada por los castellanos en 1213 corresponda a la Guillena actual, pero no pasó a manos castellanas hasta 1247 con Fernando III el Santo al frente. La conquista sucedió de modo pacífico y fue de importancia vital para la conquista de Sevilla.

Alfonso X el Sabio donó el señorío a sus conquistadores a fin que lo defendieran. En 1286 es instituida como villa por privilegio de Sancho IV y dona a su esposa María de Molina el paraje conocido actualmente como Torre de la Reina, que según figura en ciertos documentos de los siglos XIV y XVI, el Cortijo de la Torre fue centro de un extenso donadío que abarcaba desde la Rivera de Huelva hasta el arroyo Barbolí. La reina castellana lo vendió después a un abad de Hervas. A finales del S. XIV pertenecía ya a los dominios de la Casa de Rivera, a la que quedó vinculada. En 1449, Juan II concedía a Perafán de Ribera la facultad de poder realizar dehesas en Torre de la Reina. A partir de entonces, comenzó a llamarse Torre de Perafán, aunque nunca se olvidaría su antigua designación de Torre de la Reina.

33 años más tarde, Alfonso XI le otorga a la villa el uso de su escudo de armas en recompensa por resistir los ataques de la dinastía norteafricana de los benimenirines.

En 1639, Felipe IV  concede a Guillena la jurisdicción civil y criminal, con el título de municipio realengo.

En 1749, Tiene lugar la realización de un catastro general del Reino de Castilla,  el Catastro de Ensenada.  El legajo original referente a Guillena se conserva en el Ayuntamiento.

Siglo XIX

En 1800 se produce una epidemia de peste en la que muere el 11% de los vecinos.

1805: Colonización de Las Ventas de La Pajanosa

Entre 1811 y 1812 se produce la invasión francesa de la Villa. El pueblo queda prácticamente destruido. En Septiembre de 1812 se proclama la Primera Constitución Española.

En febrero de 1873 se celebran las primeras elecciones por sufragio masculino y se proclama la República Federal con Pi y Margall.

1860 Fuente y Reloj: Se instala el primer reloj en la torre del Ayuntamiento y la primera fuente pública en la plaza de la Constitución.

1870 Carretera y Farmacia: Construcción primera  carretera que unía Guillena con la Venta de Ana. Apertura primera farmacia de la localidad en calle Beata, 3.

Siglo XX

1906 Ferrocarril:  Inauguración de  la línea ferroviaria Minas de Cala-San  Juan de Azanalfarache.

1914 Electricidad:  Instalación del  primer tendido eléctrico.

1917 Teléfono:  Instalación del  primer teléfono  en el municipio.

Mediados del S XX.  Se funda el pueblo de  colonización de Torre  de la Reina, junto al paraje de la torre  medieval.

1936 Guerra Civil Española

En Guillena, se producen uno de los episodios más crueles de la Guerra Civil. En septiembre del 37 fueron ejecutadas 19 mujeres guilleneras solo por ser familiares de republicanos. El día del múltiple asesinato, la más joven tenía poco más de 20 años y la mayor ya había cumplido 70. Dos de ellas estaban embarazadas en el momento en que se arrebató a tiros su existencia y, otras tantas, salvaron sus vidas por la intermediación, y trascendental influencia, de algún conocido.

Difícil considerarlas víctimas directas del golpe de estado o de la guerra civil en que desembocó al no prosperar éste en la mayor parte de la península  “la provincia sevillana cayó rápido en manos rebeldes y en muchos casos sin enfrentamientos bélicos de calado”, sino más bien de una cruel represión que dejó tras de sí innumerables crímenes de lesa humanidad. Había pasado demasiado tiempo desde aquel 26 de julio de 1936 en que el pueblo fue tomado sin encontrar resistencia por la tropa de la columna Carranza, al mando del que fuera alcalde de Sevilla, Ramón de Carranza Gómez.

Las 17 asesinadas conocidas como “Las 17 Rosas de Guillena”:

Eulogia Alanís García, Ana María Fernández Ventura, Antonia Ferrer Moreno, Granada Garzón de la Hera, Granada Hidalgo Garzón, Natividad León Hidalgo, Rosario León Hidalgo, Manuela Liánez González, Trinidad López Cabeza, Ramona Manchón Merino, Manuela Méndez Jiménez, Ramona Navarro Ibáñez, Dolores Palacios García, Josefa Peinado López, Tomasa Peinado López, Ramona Puntas Lorenzo y Manuela Sánchez Gandullo. Ellas eran, y son, las 17 rosas andaluzas.

En enero de 2012 se comenzó la exhumación de los cadáveres y posterior traslado al cementerio de Guillena. La fosa en la que fueron enterradas, se localizó en el cementerio de la población vecina de Gerena gracias al testimonio fundamental para esclarecer el crimen casi 75 años  después, de José Domínguez Núñez, entonces un niño de Gerena de apenas ocho años de edad que fue testigo del macabro suceso. Aquel día contó a su madre lo que había visto y ésta lo obligó a mantener silencio por miedo a represalias, una oscuridad que casi mantiene oculto para siempre el lugar del enterramiento clandestino.

Todo ello queda recogido en un documental dirigido por Mariano Agudo,  Guillena 1937: La violencia contra las mujeres como arma de guerra

 

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